¡Que lindo será aquel día!
En que mirando hacia el cielo
aún de noche te vea
venir de nuevo entre nubes.
Dulce Pastor Celestial
que vienes a separar
las ovejas que te esperan
de aquellas que desesperan.
Traes la hoz en tus manos
para recoger el trigo
y separar la cizaña
que amarga campos y panes.
¡Que bello será aquel día!
En que montañas y valles
queden todos aplanados
al paso del Juez Divino.
Cuando el tiempo sea rendido
al pie de la Eternidad
y el llanto y la soledad
se pierdan en el recuerdo.
¡Que hermoso será aquel día!
Verte venir sonriendo
de la mano de tu Madre
como Reina a tu derecha.
Miro el cielo cada noche.
Te busco desde la aurora.
Tu vienes y yo te espero.
¡Que lindo cuando te vea!
Cuando mis ojos se anclen
en el fondo de los tuyos.
Cuando el cielo baje a tierra
y la tierra sea el cielo.
Cuando no haya fronteras
ni haga falta sol de día.
Pues Tú serás el que brille:
no habrá ya ocaso ni noche.
¡Que lindo, Señor, que lindo!
Saber que estás en camino
trayendo tus manos llenas
del Paraíso añorado.
¡Que lindo, bello y hermoso
será aquel día divino!
¡Cuando por fin yo te vea
y nunca deje de verte!