(De la web www.lumenfidei.com.ar)
“¿Se podría admitir a algunas personas a la Eucaristía en determinados casos?” Admito sinceramente que la pregunta del Cardenal Kasper no me molesta (la haya hecho o no en esos exactos términos). Es eso, una pregunta, un planteo. Muchas veces hay que preguntar para que un tema sea discutido seriamente. Preguntar, cualquier pregunta, no implica una respuesta afirmativa, ni implica que no haya disensos, ni tampoco implica una respuesta negativa. Es una pregunta que se hacen muchos y está bien que se plantee.
Creo también firmemente que cuando el Papa Francisco le pide al Cardenal Kasper que proponga interrogantes desde la teología, quiere que la Iglesia toda, en la persona de sus Pastores, se anime a poner blanco sobre negro en cuestiones en que hay disparidad de opiniones y posturas pastorales. Porque debemos admitir todos que hay mucha confusión, lamentablemente. No de parte de la Doctrina Magisterial, que creo que es bastante clara, sino entre el pueblo de Dios. Y cuando digo “pueblo” digo todos los bautizados.
El revuelo del discurso de Kasper, que nadie conoce a exactitud fuera del Papa y los Cardenales salvo por unas declaraciones periodísticas del mismo Cardenal, ha sido interesante. Sacando los aplausos ideológicos o las reacciones anti-bergoglianas (los extremos al final siempre se darán la mano), ha habido respuestas y reflexiones muy serias y honestas por parte de Sacerdotes y laicos. Los hay quienes han planteado el problema desde el Evangelio, el Magisterio y la Tradición y los hay quienes desde otro punto de vista han acudido también el Evangelio, el Magisterio y la Tradición. Y la mayoría también acudiendo a sus propias experiencias, porque no. Pero todos con mucha honestidad y sinceridad.
¿Por qué es necesario plantear estas preguntas a ese nivel (Colegio Cardenalicio) si es que aparentemente la Iglesia lo ha dejado en claro ya con anterioridad? Porque es necesario reflejar claramente la posición universal de la Iglesia, que no es lo mismo que acomodar la posición de la Iglesia al mundo, aún cuando se redunde. Hay que ser sinceros: Todos sabemos que hay Sacerdotes que por motu propio dan la Eucaristía a católicos que según la doctrina no deberían. Y todos sabemos que hay también muchos Sacerdotes que no están de acuerdo con esta práctica. Todos conocemos que hay laicos que buscan deliberadamente para confesarse a Sacerdotes mas "blandos" que otros. Y todos sabemos también que hay laicos que no se confiesan nunca y comulgan siempre. ¿No es cierto que ocurre esto desde hace ya mucho tiempo? ¿Por qué negarlo? ¿Y quién de nosotros puede lanzar la primera piedra? ¿No es cierto también que hay divisiones teológicas y doctrinales aún entre pastores que están “en comunión con el Papa”? ¿Es menos cierto que hay teólogos y sacerdotes (y laicos) que incluso han “aflojado la mano” en temas más candentes como el aborto, el vínculo homosexual, los anticonceptivos, etc? ¿No es cierto que hay buenos Sacerdotes que se plantean preguntas también con honestidad y seriedad pastoral? Pues claro, ¿acaso no son ellos quienes ponen la oreja a tantas almas con sus cruces a cuesta? Pues es lógico que se planteen y cuestionen y pregunten y reflexionen y pregunten a sus pares, a sus Obispos y al Papa. Por eso hay que tomar la sartén por el mango y hablarlo abiertamente para dejar en claro de una vez por todas que si somos católicos debemos, como dice el Papa, ser hijos de la Iglesia y pensar con y como la Iglesia enseña, enseñó y enseñará. Nos guste o no. Plantearse abiertamente a nivel Sinodal preguntas que provocan urticaria no significa abrir puertas a cualquier cosa. Significa escucharlas, afrontarlas y responderlas. Es necesario que ante tanta opinión, discusión, posiciones, enseñanzas, etc. la Iglesia de una respuesta. ¿Qué ya la ha dado en el Magisterio y Dios ha sido claro en el Evangelio? Pues a los hijos es necesario repetírselo una y otra vez. Cualquier padre o madre lo sabe. ¿Qué hay situaciones que ameritan una respuesta actualizada? Para eso está la Iglesia, para actualizar la Palabra de Dios en cada época que le toca vivir.
Creo que el Papa Francisco es muy valiente permitiendo semejante espacio de diálogo. No podrán decir que la Iglesia no afronta las preguntas que se hace su contemporaneidad. Afronta las preguntas y dará su respuesta como siempre lo ha hecho. Como leí por algún lado, lo más probable es que muchos quedarán desilusionados. Sea la respuesta que sea siempre ocurre eso en cualquier ámbito de la vida.
El mundo también ha "afrontado" sus problemas “morales” a la manera del mundo y ha dado sus respuestas: Anticoncepción, Ley de Divorcio, “Matrimonio” Homosexual, Fertilización asistida, Aborto no punible… ¿Por qué ahora los medios y el mundo extra-eclesial está tan pendiente de la comunión a los divorciados? No se ve que le hagan las mismas preguntas a otras confesiones religiosas. ¿Algún medio se preocupa por la admisión de las mujeres a las mezquitas o sinagogas (digo de manera global como ocurre ahora con la Iglesia)? ¿Se preguntas que pasa con los divorciados entre los hindúes? Al mundo poco le interesa incluso lo que opinan otras confesiones cristianas no católicas salvo para ponerlas de ejemplo de “apertura”. Basta mirar las sacerdotisas y obispos homosexuales anglicanos. A ninguno le importa tampoco el abanico doctrinal de las iglesias protestantes y sectas cristianas sobre el matrimonio, los anticonceptivos, los homosexuales, etc.
Si comulgan en Gracia de Dios no es el problema. Creo que el mundo (y su príncipe…) está yendo al meollo de la cuestión. A la médula espinal del Sacramento que es “Culmen y fuente de la Vida de la Iglesia Católica”. Pues podrían planetarse muchas otras preguntas “sacramentales”: ¿Puede un católico divorciado recibir la Confirmación, recibir la Unción de los enfermos, ser padrino de otro Sacramento, confesarse de vez en cuando? ¿Puede un varón divorciado ser admitido al Orden Sagrado?... No. Demasiado triviales para el mundo. Hay que ir al fundamento y no a las tejas o las ventanas. Detrás del “interés” mundano por la comunión de los católicos divorciados hay preguntas mucho más graves y decisivas que las que planteó el Cardenal Kasper:
“¿Dicen que allí está su Dios? ¿Que la Eucaristía es el mismísimo Jesucristo que dijo que “quien mira una mujer ya cometió adulterio en su corazón”? ¿Que está vivo en ese pedazo de pan y en esa copa de vino Aquel que según ustedes dijo que “cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio”? ¿Qué están dispuestos a hacer o dejar de hacer para demostrarnos con su vida que verdaderamente creen que allí está su Dios?”.
El mundo está expectante mirando a la Iglesia y sobretodo al Papa Francisco. Se vieron impactados por sus gestos en su primer año de Pontificado. Después de los gestos el mundo espera respuestas rápidas y “revolucionarias”. En cambio el Papa ha hecho preguntas. Pero no al mundo, sino a la Iglesia, a sus hijos. Pues escuchar a los hijos es lo que hace un padre de familia, sea lo que sea que el hijo tenga que decir. Y como Padre, el Papa Francisco escuchará a todos los hijos. Y como padre reflexionará. Y como padre, dirá lo que tenga que decir. El Espíritu Santo lo asiste.